Hace unos días salí con un grupo de amigas, casi todas de ellas casadas, tenían años sin salir a bailar, estábamos como niñas en un parque de diversiones. Entre cantar, bailar y reírnos hasta cansarnos, avanzó la noche. De pronto, un chico que llevaba observando a Jahel por casi una hora, se acercó con sonrisa temerosa, le ofreció un trago y le dijo algo al oído. Ella solo lo miró por un segundo y le respondió un frio y molesto: ¡No! Lo vi rendirse y alejarse. Me dio pena, pues no parecía fácil haber decidido acercarse para que de una, lo abrieran. Así que decidí compartir con todas ellas el recuerdo que viví unos meses atrás, sobre una escena similar y la plática que tuve con el chico que me acompañaba esa noche.
En aquella plática hablamos del approach
y la conquista. Él decía, que a diferencia de ellos, cuando nosotras salimos en
grupo a un bar, no salimos con la intención de ligar (no lo quise desmentir),
pero al igual que ellos, tenemos en mente que puede llegar a ser una lucky
night.
Explicaba que el trabajo de preparación de
los chicos incluye: mente, cuerpo y espíritu. Se mentalizan en que conquistarán
a la mejor chica de la noche y mientras nosotras prospectamos al ligue
casual a ser “el bueno”, ellos solo piensan en lo lindo que se vería tu
vestido tirado en el piso de su apartamento.
Él continuaba confesando: una vez preparado, se avienta al ruedo en busca de su víctima, con cuerpo erguido, sonrisa casual y postura de poder. De pronto la ve, estudia su entorno que dará los parámetros del reto a cumplir. Se reporta por unos minutos para asegurar la respuesta a los juegos de miradas. Al contar con el primer cambio de luces, define la estrategia, repasa mentalmente la escena mientras selecciona cuidadosamente las palabras que dará a la única oportunidad que tiene para obtener un pase de entrada o salida definitivo. Ahí esta su mayor secreto, y es donde debemos estar más alerta, pues no solo es su único pase si no nuestra única oportunidad de salvarnos y de huir a tiempo.
Por fin llega el momento esperado. Entre la
multitud, se acerca el valiente cazador. Si tiene suerte y logra tu atención,
inicia la audición. Observas como luce, habla y sonríe, mientras escuchas
el speech seleccionado que de antemano sabes que es un borrador ya utilizado en
varias ocasiones. Ahora todo depende de ti, de dejarlo pasar según el control
de calidad de tus mínimos requeridos.
Si hubiera conocido la “frase mágica”
antes, no habría perdido varios meses de mi vida, y me habría ahorrado una gran
parchada de corazón con este mismo personaje, pues cuando lo conocí supe que
debía correr desde que escuche sus primeras palabras. Él no hubiera insistido,
y habría aceptado el hecho. Pero al no haber intermediarios me volví un reto
más. Y no es que no haya sabido decir que no, hasta se lo repetí, pero él es un
artista en este tema y mi negativa alimentaba su estrategia encantadora. Con
eso ni mi record de bateo preventivo fue inmune.
Así que hoy les comparto este secreto,
que no solo es una obra de caridad para ellos, si no una salida rápida para
nosotras al detectar las primeras y claras señales de peligro a las que debemos
hacer caso si o si, y evitar descalabros emocionales innecesarios.
María del Alma.
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