26.10.17

Recuerdos...y Recordatorios...

En el 2011 mi mejor amiga, que escribía entonces en uno de los mejores periódicos del país, escribió esto, esa amiga de la que habla en este artículo soy yo, me lo encontré en el baúl de los recuerdos y lo dejo aquí como mi homenaje a mi Rabia que siempre se mantendrá viva
Cuando nos dañan el corazón hay como cinco mil sentimientos que brotan sin una sola manera de definirlos, son bombazos a la cabeza, pinchazos al corazón que nos vuelven vulnerables, de tal forma que lo único que queda es echar mano del arma letal por excelencia: la rabia.
La rabia nos ayuda a convertirnos en esa cabrona tan necesaria cuando nos lastiman, sin ella seríamos como flores desmayadas en un arsenal de tonterías. Pero no siempre la rabia llega, a veces es tan fuerte y tan hondo el dolor que no deja cabida para la rabia; la rabia es carnal, pasional, solamente una leona herida puede sentir rabia y ganas de ir a despellejar al huevón del león con sus garras. El dolor es más puro y menos manipulador, pero desafortunadamente, con puro dolor, no nos levantamos del barro, las botas se limpian con lágrimas, pero con berraquera, como decimos en mi pueblo.
Dicen por ahí que del odio al amor hay sólo un paso, ¿o será al revés? Y es que el odio es pasional y lo pasional de una u otra forma siempre será amor. Muchas veces nos da miedo echar mano de la rabia porque pensamos que eso sería como sabotear lo que tanto deseamos cuando el dolor invade: mejorar las cosas.
Me encanta echar mano de la rabia, de una rabia controlada, de una máscara de rabia que termina por sentirse propia; la rabia siempre estará respaldada por el autoestima, esa rabia que nos vuelve fuertes y seguros y que, cuando se siente, a la hora del dolor, es una gran aliada.
Las mujeres nos caracterizamos por tener corazón de pollo y admiramos a todas esas que se arman de bolas y se plantan en su puesto... todas ellas, las que tienen una fila de hombres babeándoles encima.
Yo tengo una amiga así, pocas han sido las veces en que yo no veo a un chico arrastrándosele porque ella no les pone fácil nada, al contrario.
Y milagrosamente funciona, milagrosamente viajan de otros países a verla y casi que a proponerle matrimonio, creo que sí la vi llorar amargamente por su ex una sola vez... no la vi dos, siempre con una seguridad impecable y que aunque se ha roto dos que tres costillas en el camino a causa de accidentes emocionales, se levanta y no se deja ganar del dolor...
Siempre echa mano de la rabia, pocos días después están llorando de rodillas en la puerta de su casa #WTF !!
“Ni tanto que queme al santo ni tanto que no lo alumbre”, sería el primer consejo de mi abuela si leyera los anteriores párrafos. Con todo esto les quiero decir que nunca podemos dejar ganar al dolor y convertirnos en adelitas frágiles con alma de cartón, y que una maravillosa manera de levantarse es plantarse con coraje, comprendiendo que no hay nada que la vida te dé que no puedas manejar, ni nada que te quite que no puedas vivir sin ello.

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