Nunca he sido buena para manejar las perdidas de ningún tipo. Lo mejor que se hacer es cubrirme y alejarme. En los casos de relaciones amorosas, es infalible. Pero para los fallecimientos... Dejan una pesada carga. Hace dos años murió una gran amiga, de esos sucesos que te dejan mil interrogantes. Pues era sin duda el mejor ser humano que he conocido, además de joven y con un bebe de 3 años. Me dolió tan profundo que no me atreví a ir al funeral ni llamar a su esposo, ni a darle la tan llamada "última despedida". Cada día me desperté con esa sensación de "inconcluso" recordándola con vergüenza de mi cobardía. Hace unos días me fui a dar una capacitación a Miami. y me encontré con su esposo. Hablamos tanto le dije cosas que necesitaba escuchar y me liberó de mi gran cargo de conciencia. Mi Chenta, te adoro y siempre vivirás en mi corazón!!!
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