Nos miramos de lejos conscientes de la distancia que habíamos tomado en la vida. Yo confirme todo lo que he sabido que siento desde que lo conocí. Cruce buscando la mesa más lejana a la suya tratando de poner todas las barreras posibles, como si no tuviéramos ya suficientes... Avanzaba sintiendo el peso de mis piernas que arrastraban toda la carga que había llevado en el alma todos estos años; mis manos temblaban conteniendo mis ganas de correr y abrazarlo.
Solo sentí su mirada... en un momento me cruce con el, y seguí de frente... que podíamos decirnos, habíamos dejado tantas cosas claras en el pasado que ni un saludo cabía ya.
Esa noche ya en casa, mi corazón me reclamaba de nuevo aquel gran error que lo alejó para siempre de mí, aplastando todas las excusas que sirvieron de muletas todo este tiempo. Me repetí de nuevo... estúpida, estúpida!... mientras escurrían mis ojos exprimiendo toda la rabia que he callado desde el resultado de la autopsia de esa relación... De pronto me perdí en un profundo sueño que me saco de esa tormenta hasta que escuché una vocesita lejana que se hacía cada vez más fuerte, recordándome que mi vida avanzó y me llamaban mami. Tome mi teléfono por costumbre, mientras mi consciencia se acomodaba y leía la fecha de ese día 8 de Noviembre... no había sido un mal sueño, tenía que continuar en mi vida; y así de una, mate mis preguntas con esas verdades desnudas que me recordaron que la vida me trajo por un camino hermoso y todo tuvo un porque.
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