21.8.12

Con los Pies en Casa Nueva

Se acercaba mi primer aniversario y, aunque no me hacía muy feliz, me funcionaba para pasar el rato. Pero un día llegó alguien que lo apreció y le ofreció más de lo que yo tenía para él. Como era de esperarse me dijeron adiós. Resignada y sin afán de retenerlo  recordé la frase de una de mis series favoritas: “Él es lo equivalente a un traje Chanel: sabes que no es tu estilo, pero esta ahí y te lo pruebas de todos modos”. Me retiré confiada de que la vida me tenía una mejor propuesta. Apliqué mi primer gran principio de la vida: nunca te enganches, siempre viene algo mejor.
Bajo ese principio inicié la búsqueda, cerré los ojos y me imaginé en ese lugar perfecto que me diera paz, intimidad, compromiso. Que le gustara a mis amigos, que supiera separar los espacios personales de los sociales, que fuera bien con las reuniones y estuviera listo para compartir desde mis sueños hasta mis penas. Que guardara mis mas íntimos secretos y creciéramos juntos. Que  me acompañara con copas de vino en las noches de frío y me proteja del invierno. Que me brindara espacio, amor, seguridad, y confianza. Que me alimentara el gusto por la cocina, pero lo más importante: que cuando nos encontráramos me provocara las tan ansiadas mariposas en el estómago. Sí, ese nuevo departamento que, aunque fuera de alquiler, pudiera hacerlo mío.
Un  día, paseando por las calles de mi ciudad encontré ese nuevo espacio que recorrerían, de punta a punta, mis pies descalzos. Me vi asomada en las ventanas blancas que me dejarían ver las calles alfombradas de violeta. Hace una semana que aquel espacio extraño se convirtió en mi hogar. Allí aprendo a sembrar plantas, pequeños pinos y grandes sueños.
Empiezo esta nueva aventura  con check en el departamento ideal aunque por ahora sea de alquiler. Curiosa coincidencia: así como es de complicado encontrar un lugar ideal para vivir lo es encontrar a una pareja ideal. Nunca es perfecto, siempre hay algo que le cambiarías. Hoy, al pasar un par de años retirada de la vida amorosa por decisión propia, resultado de un gran descalabro emocional, me entrego de nuevo al rodeo de la vida con la determinación de no sacrificar más mi tranquilidad por amores de baja calidad. Quiero dejar de protagonizar  grandes romances en donde el actor principal olvida su libreto y al improvisar sale todo mal. Después de una gran resaca emocional, intento dejar atrás recuerdos mientras me adapto a los nuevos espacios de mi departamento nuevo de alquiler. Trato de darle forma, color y sentido a este hogar y a la vez, a mi vida. Un poco más mujer que niña; trabajadora, responsable, deportista, con buenos amigos y una gran familia. Esa soy yo, una soltera en sus jóvenes treintas, con el corazón reparchado que pelea constantemente la batalla de esquivar la carga social que no perdona a este revoltijo emocional, me mudo a un lugar nuevo con la excusa de empezar de cero con una casa y un corazón de estreno.

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